Vivir el presente o vivir el ahora.
Distinto es saber estar en el presente con lo que te pasa en cada momento, sin intentar cambiar nada para evitar estar y sentir y otra es vivir en el ahora, donde te dices que ya se verá el mañana porque el futuro te preocupa y quieres vivir en el ahora.
Y es que no nos damos cuenta, pero con estos cambios sociales de las redes en internet nos estamos adecuando a lo que la sociedad pide y nos acostumbramos a los efectos que tiene para vivir el presente, para afrontar lo que no nos gusta, para dejar de sentir lo que nos duele, para evadirnos de lo que de verdad es vital.
Evadirse de lo que es, resulta del todo nocivo para la salud emocional, al posponer lo que tarde o temprano tenemos que afrontar, ver, sentir, percibir, soltar y transitar.
Que Instagram, tik tok y youtube sean los triunfadores, es una señal de la tolerancia a la frustración y la intimidad, a la confianza en las relaciones incómodas, pues preferimos a esa voz con imagen que nos transmite información divertida y nos transporta “al buen rollo” creando una sensación de vivir en armonía y alegría constante a una buena reflexión sobre qué estoy sintiendo con las noticias sobre mi y mi entorno que me resultan incómodas, las que no puedo ni oír ni hablar.
Si a eso se une el tipo de noticias que elegimos escuchar y ver con imagen o las experiencias que nos transportan a salir de nuestros problemas o lo que llamamos problemas, nos encontramos con un tipo de personalidad, al cabo de los años que no ha afrontado las situaciones que nos permiten madurar como sociedad.
La teoría psicosocial de Erik Erikson que se basa en el principio epigenético, postula que todas las personas tenemos un plan de desarrollo que va agregando partes hasta conseguir un todo al ir atravesando crisis que acontecen en las diferentes etapas de la vida donde luego surge la fuerza o la virtud en la que entra en la etapa siguiente de la vida.
La personalidad se construye desde aquí, pero si no se realiza este proceso se estanca.
Y si tratamos de vivir en el ahora, constantemente hay algo que se estanca, se bloquea la capacidad de transitar ese plan de desarrollo para adquirir la fuerza para lo siguiente. Ese ahora que nos lleva a procrastinar sentir lo que de verdad necesitamos sentir, transitar el dolor de la pandemia, comenzar a tener esas conversaciones difíciles, expresar nuestra desazón y soledad, continuar navegando en la profundidad de nuestro sentir.
Ser capaz de distinguir cuando estoy en el presente a cuando vivo en el ahora para no seguir mi plan de desarrollo, me permite darme cuenta de que tipo de vida siento en la piel, a qué le llamo sentimiento y qué me digo cuando estoy en esa emoción que me lleva a querer vivir en el ahora y los problemas ya los veré mañana.
Vivir en el ahora, me enfoca en un futuro que me provoca salirme de prestar atención en mí, y poner en el otro que me digo que es una autoridad para mí, da igual si es influencer o un periódico, lo que me lleva a dejar de sentir lo que es tal y como es, sin ponerle adorno, sin cambiar la emoción inconscientemente.
Cuando vivo en el presente, estoy bien con lo que me trae la vida, sé estar con ello, y asumo que tengo que transitar el dolor para poder sentir el placer y sentir el placer para saber cuándo estoy en el dolor.
Me parece fundamental, que en cada cosa que pasa, sepa distinguir cuándo vivo en el ahora y cuando vivo en el presente, y si no sé hacerlo, bien puedo acudir a un/a profesional que me diga cómo, ese cómo es el que necesito aprender.